IMPLICACIONES: ANTROPOLOGÍA


     La pregunta de partida de la Antropología fue, ¿Qué quiere decir ser humano? ¿Qué nos distingue de otras criaturas y nos caracteriza? ¿Cómo y cuándo apareció esta diferencia? Las investigaciones antropológicas han girado en torno al antes y después de que fuéramos humanos, pero poco han hecho sobre el momento exacto en que nos convertimos en tales, con la notable excepción de algunos pocos trabajos como el de Davidson y Noble, en Australia. Esto a pesar de que la investigación del Caos, ha venido demostrando consistentemente que la información significativa se acumula precisamente en los puntos de inflexión o cambio, no en un lado o el otro de la frontera, sino precisamente en la Zona Límite donde una cosa se transforma en otra. Así que para poder responder a lo que nos hace humanos, necesariamente tenemos que hurgar en ese momento preciso.


Un hecho que la Antropología ha venido notando ya desde hace mucho tiempo, es la estrecha relación entre el arte y la aparición del llamado ‘Ser Humano Moderno’ o ‘Homo Sapiens Sapiens’, en términos técnicos. Por un lado, porque la presencia de artefactos (cosas producto del arte) se toma como indicador arqueológico de la presencia de seres auténticamente humanos, por oposición a los objetos producto de la llamada ‘tecnología oportunista’, que caracterizan a esos animales extremadamente inteligentes que fueron nuestros antepasados.


En segundo lugar, porque los Antropólogos han venido notando la universalidad del arte; esto es, no encontramos culturas en ningún momento ni lugar de la historia humana que no hayan tenido algún sistema de representaciones que los caracterizara e identificara como una sociedad en particular.


Sin embargo, los Antropólogos dejaron de lado una consideración fundamental; pues se han venido concentrando en lo que tenemos en común con los otros seres vivos, más que en lo que tenemos de auténticamente diferente. Por ejemplo, vienen haciendo énfasis en que la comunicación es algo que compartimos con otros seres vivos, pero no han puesto atención a lo que distingue nuestra comunicación de otras, cuando en realidad hay una distinción cualitativa esencial y no una simple progresión de grados de complejidad. Otro tanto podemos decir del uso de herramientas, donde hay una distinción esencial entre la “tecnología” oportunista de los animales y la auténtica tecnología humana, aunque muchos antropólogos se hayan ido con la finta de un simple aumento de complejidad.


En términos simples, la TGA ha descubierto que es precisamente la representación y su consecuente creación de conceptos convencionales lo que nos distingue de otros seres vivos y diferencia nuestro lenguaje, tecnología, etcétera de la de los animales. De esta manera podemos explicar el paso de no-humano a humano de nuestros antepasados con un modelo basado en la realidad observada y resolver el problema de qué es exactamente el ser humano y su cultura. La Antropología deberá reestructurarse en consecuencia para asimilar o refutar los resultados de la investigación Arsológica.


Implicaciones en:

Linguística
Sociología Ciencias Jurídico-Políticas
Pedagogía